miércoles, 14 de noviembre de 2007

VIVENCIAS


Mi ultimo día en chacula, fue realmente extraño dejar lo que fue mi casa un año, siento que dejo aquí mis sueños, tristezas, frustraciones, pero sobre todo la alegría de vivir que me dio los arboles de chacula, el frió de Bulej, recuerdo el primer día que viaje a este rincón de huehuetengo mis ojos se abrían como la flor se abre ante el sol de la mañana, recuerdo aun las lagrimas que derrame por el recuerdo de un amor viendo el paisaje en la ventana de la chantlequita, desgarrando mi pasado para empezar a forjar mi futuro , dejar todo aquello, es como volver a empezar en un largo camino y preguntarme a donde voy?.
extrañare la sonrisa de Sebastián, los saludos de las mujeres al pasar, extrañare las noches de tertulia sobre política, sexo y amor en la casa de Ceiba con el equipo que era como mi nueva familia, pero sobre todo las comunidades de Nenton y san mateo, recordare cada rostro de niños y niñas sonrisas limpias como las aguas de la laguna brava, extrañare las caminatas en compañía de los cerros, extrañare la fuerza de fabiana en su lucha tan persistente, aqui puede ver que la realidad hablada no es la misma verdad vivida diariamente de mi pueblo, aquí comprendi la resistencia que va desde hace tanto tanto tiempo, aquí supe que es amar a tantos hombres y mujeres , niños, niñas, son ellos y ellas las que me hacen resistir ante mis fantasmas, ante mis temores y dolores, ante todo lo que me amarraba al acomodamiento de la ciudad densa que me consumia en toda su fuerza.
Aquí comprendi que la revolucion no son solo letras, discursos vacios…si tambien debo de confesar que aquí tambien tuve frustraciones, como ,cuando y donde las cosas van a cambiar, y me preguntaba que es lo que debemos hacer ,hasta cuando empezaremos a dejar de hablar para actuar, cuando dejaremos de protagonizar para trabajar, cuando olvidaremos el YO por el nosotros y nosotras.
De pensar que sabemos todo y empezar a aprender, guaisna, salamay, xequel, y otras comunidades me enseñaron tanto, yo espero que lo que hice en este tiempo sea util y creo que lo sera me alegra pensar que puede, aprender y dar un poco de lo que sabia, me llevo en mi morral el sueño de que un día las cosas serán diferentes,
Y con la seguridad que volvere a toparme con los rostros de Mateo, malin, Flipe.
Ahora empiezo en un nuevo lugar, que espero poder conocer un poco, dejo chacula, y sin embargo ahora que conozco este hermoso lugar, no volvere a estar sin las milpas, los rios, las montañas de Nenton y San mateo, me acompañara todo este andamiaje de aprendizajes, de alegrias, de dolores, de gritos de lucha, que se impregnaron en mi piel en mi cabello, en mi garganta.
Cristina chiquin



POESIA


La luz es una caricia, en esta tarde, por eso los duraznos quedan con la huella en el costado que descifra las estrellas.

Así te quiero hablar.

Con la cadencia de los minutos que van, sin querer, alejándose y solo la punta de sus dedos, parecen puertos,
parecen besos,
parecen adioses.

La tierra está húmeda y la hierba es una muchacha adolescente, hormonalmente deseosa de luz.

Quiero contarte del cómo se me estrecha el corazón.
Del por qué siento el pecho ardiente de rabia.
Del tiempo en que tiro piedras con toda la fuerza que tengo.
Y de los pájaros que cantan en la noche. Ellos picotean mi boca.

Quiero que te detengas en la tarde y levantes la mano, para cortar la naranja que se va a quedar muda de tanta muerte.

Es eso lo que rompe los esteros azules de la humanidad.
Son las bombas de fósforo que nos arrancan los besos de la piel.
Son las bombas vacías que se llevan todo, hasta el primer aliento de los niños.

Y los pequeños gorriones vienen al árbol de durazno.
Yo imagino tu boca en mi boca. Es más, la llamo y mi cuerpo se enciende como un faro. Te necesito aquí conmigo. Sí, para amarnos y porque necesito que me hagas saber que no estoy sola con este enfado. Que no estoy sola con esta rabia que quiere, que pide, que quiere…hacer algo.

Entonces lloro.
Ya basta. Lo digo con palabras que nadie escucha, porque no tienen la sonoridad de una bomba, la percusión de balas disparadas. La honda radioactiva del dinero. Son palabras de una criatura frágil ante el acero, la pólvora y los uniformes militares.

Llamo a los niños. Les he preparado una fiesta. Confetis y golosinas. Juguetes hechos con papel y madera. Que vengan, los espero. Que la casa se llene de risas y cantos y otra vez risas, para contradecir el reinado de la muerte.

En el tiempo que dure mi vida. Yo guardo en mi sangre y mis ojos la esperanza de la humanidad. Ese secreto lo guardamos todos. Pero a veces lo olvidamos.

Tomo de la mano al árbol de durazno y le digo: Vamos juntos hermano, vamos junto a por la vida. Y el árbol empieza a caminar desde su sombra, conmigo. Con nosotros.
JUAN ESTUARDO ALVAREZ